Una madre haría lo que fuera con tal de ver feliz a su hijo, no es diferente cuando se trata de un hijo cuyo único sueño es convertirse en padre, a pesar de que no le gusten las mujeres ni por ahora no tenga ninguna pareja masculina.
Es el insólito caso de una mujer de 45 años de edad, originaria de Brasil, quien movida por el gran amor a su hijo gay, decidió ceder su vientre para que él pudiera ver realizado su deseo de ser padre.
De esta manera, ambos cumplirán sus metas personales: ella será abuela y él, padre.
Se trata de la profesora Valdira das Neves, y su hijo Marcelo, quienes decidieron acudir a la ayuda de un tratamiento de fertilidad a través de lo que siempre se ha llamado «vientre subrogado» para lograr el tan deseado embarazo.
Sin embargo, ahora con las nuevas ideologías de género, con las nuevas parejas de un mismo sexo o mujeres solas que quieren convertirse en madres, la técnica ha pasado a llamarse «vientre solidario», ya que lo que lleva a que una mujer ceda su vientre para una gestación sería precisamente el amor.
«Me preguntan: ¿te sientes mejor como madre o como abuela? Digo que siento las dos cosas al mismo tiempo», dice Valdira.
Para que el milagro de la vida se diera en Valdira, los médicos inseminaron óvulos anónimos al esperma de Marcelo. Y el embrión ya concebido fue implantado en el útero de la madre de Marcelo.
El futuro padre cuenta que él contó a su familia su decisión de ser gay desde que tenía 18 años, y que su gran deseo siempre fue tener un hijo.
Fue decisión de la propia familia que ya que Marcelo estaba soltero y no tenía planes de tener una pareja duradera, su madre podía ser esa persona que le ayduaría a cumplir su meta.
Acudieron a un centro de fertilidad, donde tras una serie de pruebas y tratamientos les dijeron que sí era viable lo que pedían.
Aunque es normal que parejas del mismo género acudan a la opción del «vientre solidario» para poder tener un hijo, los expertos consideran que el caso de Marcelo es raro.
Marcelo nunca sabrá quién es la madre, ya que la ley brasileña impide que el receptor y el donante tengan conocimiento el uno del otro.
Sin embargo, no fue sencillo desde un principio, ya que hubo tres intentos fallidos antes de que Valdira finalmente quedara embarazada. Y el sueño comenzaba a diluirse debido a que por la edad de la mujer, ese podría ser el último intento.
Cuando la sometieron a un escáner, la sopresa fue enorme y la alegría doble al enterarse de que esperaban no uno, sino dos hermosos mellizos.
El momento más emocionante llegó cuando pudierone escuchar los latidos y ver sus caritas en una ecografía 3D.
Valdira ya se encuentra en el sexto mes de embarazo, y al ser un embarazo de alto riesgo es sometida a controles diarios para que todo esté bien y pueda dar a luz a los pequeños María Flor y Noé, que nacerán en septiembre.
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